sábado, 11 de abril de 2009

Duque de Rivas (1791-1865) / Teatro Romántico

Obra:

Su teatro tiene dos etapas, una neoclásica y otra romántica. A la primera pertenecen

tragedias de tema cívico como Lamuza (1822), un alegato contra la tiranía y el oscurantismo; y

comedias costumbristas influidas por Moratín, como Tanto vales cuanto tienes (1828).

Don Álvaro o la fuerza del sino (1833), marca el giro hacia el Romanticismo. Escribió varios

dramas históricos (Solaces de un prisionero. La morisca de Alajuar, El crisol de la lealtad) ;

también El desengaño es un sueño, un drama alegórico-fantástico inspirado en la obra de Calderón

La vida es sueño.



La obra más importante del duque de Rivas es (1835), que Don Álvaro o la fuerza del sino supuso

el triunfo definitivo del Romanticismo en España, a pesar de que en su momento no gozó del favor

del público.

Este drama acumula todos los excesos del teatro romántico. Hace saltar por los aires la regla de

las tres unidades (el tiempo la obra abarca más de cinco años; la acción se desdobla claramente, ya

que el acto II se centra en Leonor, mientras que el resto siguen a don Álvaro; y la escena cambia

continuamente de lugar; Triana, Sevilla, Italia; los "interiores" y "exteriores" se suceden, según

exige la acción). Se observa, también, la mezcla de lo trágico y lo cómico y, junto a ello, el estilo

culto y el estilo popular, coloquial. La prosa y el verso conviven en la obra. La versificación

responde a la polimetría (redondillas, décimas, romances, silvas...).



La nota principal de contraste la constituyen las escenas costumbristas (cuatro de los cinco actos

comienzan por cuadros de costumbres: el aguaducho, la posada, la partida de cartas, los pobres ante

el convento, en los que aparecen abundantes ejemplos de tipos y del habla popular). Concede gran

importancia a los efectos escénicos (la iluminación y el sonido realzan el sentido de ciertas escenas.

Por ejemplo, cuando don Álvaro, embozado en una capa, aparece por primera vez en escena, es el

atardecer, y se va oscureciendo el teatro, subrayando así el carácter misterioso del personaje y

anticipando su oscuro destino). La ambientación se aparta de los típicos escenarios medievales del

drama romántico, ya que está situado en el siglo XVII.



El tema principal es la fatalidad, el destino, el "sino" (se trata de una fatalidad absurda, producto

de la casualidad: la casualidad hace que muera el padre de Leonor; la casualidad reúne en Italia a don

Álvaro con don Carlos, hermano de ella; y si el otro hermano encuentra al protagonista tras arduas

pesquisas, es el azar una vez más el que los lleva donde Leonor se había ocultado).

Poesías

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