Su teatro tiene dos etapas, una neoclásica y otra romántica. A la primera pertenecen
tragedias de tema cívico como Lamuza (1822), un alegato contra la tiranía y el oscurantismo; y
comedias costumbristas influidas por Moratín, como Tanto vales cuanto tienes (1828).
Don Álvaro o la fuerza del sino (1833), marca el giro hacia el Romanticismo. Escribió varios
dramas históricos (Solaces de un prisionero. La morisca de Alajuar, El crisol de la lealtad) ;
también El desengaño es un sueño, un drama alegórico-fantástico inspirado en la obra de Calderón
La vida es sueño.
La obra más importante del duque de Rivas es (1835), que Don Álvaro o la fuerza del sino supuso
el triunfo definitivo del Romanticismo en España, a pesar de que en su momento no gozó del favor
del público.
Este drama acumula todos los excesos del teatro romántico. Hace saltar por los aires la regla de
las tres unidades (el tiempo la obra abarca más de cinco años; la acción se desdobla claramente, ya
que el acto II se centra en Leonor, mientras que el resto siguen a don Álvaro; y la escena cambia
continuamente de lugar; Triana, Sevilla, Italia; los "interiores" y "exteriores" se suceden, según
exige la acción). Se observa, también, la mezcla de lo trágico y lo cómico y, junto a ello, el estilo
culto y el estilo popular, coloquial. La prosa y el verso conviven en la obra. La versificación
responde a la polimetría (redondillas, décimas, romances, silvas...).
La nota principal de contraste la constituyen las escenas costumbristas (cuatro de los cinco actos
comienzan por cuadros de costumbres: el aguaducho, la posada, la partida de cartas, los pobres ante
el convento, en los que aparecen abundantes ejemplos de tipos y del habla popular). Concede gran
importancia a los efectos escénicos (la iluminación y el sonido realzan el sentido de ciertas escenas.
Por ejemplo, cuando don Álvaro, embozado en una capa, aparece por primera vez en escena, es el
atardecer, y se va oscureciendo el teatro, subrayando así el carácter misterioso del personaje y
anticipando su oscuro destino). La ambientación se aparta de los típicos escenarios medievales del
drama romántico, ya que está situado en el siglo XVII.
El tema principal es la fatalidad, el destino, el "sino" (se trata de una fatalidad absurda, producto
de la casualidad: la casualidad hace que muera el padre de Leonor; la casualidad reúne en Italia a don
Álvaro con don Carlos, hermano de ella; y si el otro hermano encuentra al protagonista tras arduas
pesquisas, es el azar una vez más el que los lleva donde Leonor se había ocultado).
Poesías
- Poesías (1814)
Narrativa
Sonetos
Teatro
- Aliatar (1816)
- Florinda (1826)
- Arias Gonzalo (1827)
- El desterrado
- El parador de Bailén
- El faro de Malta (1828)
- Tanto vales cuanto tienes (1840)
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