sábado, 11 de abril de 2009

José Zorrilla / Teatro Romántico

-Obra:

Zorrilla es el escritor más famoso y representativo del Romanticismo español. Su aceptación
se debió a su verso fácil y sonoro, así como a sus temas, tomados de la historia nacional y las
tradiciones populares y siempre enfocados desde una perspectiva patriótica y religiosa.


Su obra dramática abarca una treintena de obras. Se pueden clasificar, atendiendo a su temática,
en:

Dramas bíblicos. La creación y el diluvio, sobre el pecado de Adán y Eva; El diluvio universal,
sobre Noé; Pilotos, sobre la leyenda del judío errante.

Dramas de enredo, obras de trama complicada, con amoríos y rivalidades que recuerdan las
comedias de capa y espada del Barroco: Vivir loco y morir más. Ganar perdiendo. Más vale llegar
a tiempo que rondar un año.

Dramas históricos, conforman la mayor parte de su producción teatral; aunque algunos se basan
en la historia romana, predominan los de tema español: El puñal del godo. La calentura (ambos se
sitúan en la época visigoda); El molinero de Guadalajara, El zapatero y el rey (ambientados en la
Edad Media); en el periodo de los Austrias se sitúa Traidor, inconfeso y mártir, sobre un impostor
que trata de suplantar al rey don Sebastián de Portugal.


Pero, sin lugar a dudas, su obra más importante es Don Juan Tenorio (1844), una obra que
presenta todos los ingredientes del drama romántico: misterio, duelos, escenas nocturnas, raptos,
enigmas, muerte, el mundo de ultratumba, etc.; don Juan es un personaje misterioso, rebelde,
valiente y popular; doña Inés representa al tipo idealizado de mujer romántica, símbolo del amor
puro; el triunfo final del amor; rechazo de las normas. La obra se basa en El burlador de Sevilla de
Tirso de Molina y en El estudiante de Salamanca de Espronceda. Sin embargo, Zorilla introduce
una importante modificación en el argumento tradicional:

Don Juan se enamora sinceramente de doña Inés, mujer inocente y angelical; será la fuerza de este
amor la que le permite redimir su vida escandalosa y salvar su alma, reuniéndose en el cielo con su
amada.


El ritmo de la acción se acompasa con el contenido de la obra: la primera parte es más acelerada,
como consecuencia de las continuas aventuras del protagonista; la segunda, en cambio, tiene un
sentido más simbólico y psicológico, que exige menos acción.


La obra tuvo enseguida un éxito extraordinario, que se prolongó durante largo tiempo. Se
convirtió en un clásico del teatro español, e incluso durante muchos años fue tradición representarla
el día de Difuntos (una tradición que hoy se ha recuperado en parte).


Este éxito se puede explicar por varias razones. Por un lado. Zorrilla se sirve de un personaje
mítico, que ya había sido abordado por varios autores (Tirso, Moliere, Byron, Espronceda...) y que
resultaba familiar para el público. Por otro lado, su mérito radica en haber sabido adaptar el mito a
la mentalidad romántica y, sobre todo, en haber creado el personaje de dona Inés, que carece de
antecedentes. Además, Zorrilla maneja con maestría la acción dramática, concentrándola en el
protagonista y dándole un ritmo rápido, que atrapa el interés del espectador. Por último, se apoya
en una versificación variada de ritmo fluido y fácil, tanto que el público aprendió de memoria
fragmentos enteros de la obra.


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