martes, 14 de abril de 2009

Gustavo Adolfo Bécquer / Poesía Romántica

Dos constantes dominan su breve vida: la pobreza y el sufrimiento. Nacido en Sevilla, se quedó huérfano muy
pronto y fue a vivir con su madrina en cuya biblioteca descubrió a los grandes autores del Romanticismo. En 1854
marchó a Madrid. Los primeros años transcurrieron con grandes penurias económicas, que superó gracias a la
ayuda de sus amigos y a la publicaciones esporádicas en prensa. Casó con Casta Esteban, de la que acabó
separándose. Aquejado por problemas de salud, enfermó de tuberculosis, guardó reposo en el monasterio de
Veruela (Zaragoza). Continuó su labor literaria y periodística hasta su muerte.


Bécquer cultivó tanto la prosa como el verso; muchas veces las obras en prosa le sirven para explicar
su propia concepción de la poesía (Cartas literarias a una mujer. Cartas desde mi celda).


La obra poética de Bécquer comienza, como ya hemos dicho, justo cuando el Romanticismo
grandilocuente empieza a decaer. Bécquer mezcla la influencia del poeta alemán Heine con la de las
canciones populares y se inclina por un lirismo intimista, de formas sencillas y escasa ornamentación,
pero lleno de emociones; una poesía que, en palabras del propio autor, "brota del alma como una
chispa eléctrica" que roza el alma del lector y despierta su fantasía. Son poemas menos retóricos, de
lenguaje más sencillo y desnudo, con rima asonante, más interesantes por lo que sugieren que por lo que
conceptualmente dicen.


Las Rimas son su obra lírica más importante. Fueron publicadas de forma póstuma por sus amigos, que
las recogieron y ordenaron (algunas ya habían aparecido en algunas revistas y periódicos). Se trata de una
colección de poemas, en su mayoría breves, dos, tres o cuatro estrofas, de rima asonante y formas libres.
El tema principal de las Rimas es el amor; un proceso amoroso que va desde la exaltación a la ruptura,
sin olvidar el dolor por la muerte de la amada. La mujer, por lo tanto, llena el libro, pero una mujer
evanescente, inefable, pues lo que él pretende captar es la idea pura.


La trascendencia de la lírica de Bécquer es difícilmente calculable, pues su influencia alcanza a todos
los poetas que vinieron después. Fue admirado por los modernistas, que verán en él un precursor de las
corrientes poéticas de vanguardia (Parnasianismo y Simbolismo); también por los grandes poetas del
siglo XX: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y la Generación del 27 (especialmente Luis Cernuda
y Rafael Alberti).


Entre las obras en prosa de Bécquer destacan las Leyendas, relatos breves de corte fantástico
emparentados estilísticamente con las Rimas. Parten de tradiciones o leyendas populares, recrean temas
románticos, como lo misterioso y sobrenatural, lo exótico y fantástico, la búsqueda de lo inalcanzable,
etc. Algunas de las más conocidas son: El rayo de luna. El monte de las ánimas, Maese Pérez el
organista o Los ojos verdes.

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